Tampoco se ajusta la realeza davídica a su perfil de vagabundo sin oficio:
"Lo dilatado de su dominio y la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con justicia, desde ahora y para siempre." (Isaías 9, 6)
Claro que, además de haber sido el rey de Israel, Yeshu tendría que construir el templo de Jerusalén por tercera vez (Ezequiel 37, 26-28), y de momento lo que hay en su lugar es una explanada azotada por el viento, con un par de mezquitas que los mahometanos, huelga decirlo, se niegan a abandonar.
Podríamos citar otras que tampoco se han cumplido ni en vida ni tras la defunción de Yeshu, como por ejemplo el hecho de que la ley de Moisés será adoptada por todas las naciones (Miqueas 4, 2), o que todos los judíos regresarán a su "tierra prometida" (Isaías 43, 5-6). Sí, esta última parece que empieza a hacerse realidad, sólo que los israelitas no regresan a Palestina por obra y gracia de Yeshu, sino porque supieron organizar el movimiento sionista.
Las profecías que Yeshu... ¿sí cumplió?
Pero aún más divertido que ver lo que Yeshu no hizo, es ver lo que sí le atribuyen haber hecho. Así, empezamos con un disparate: Yeshu es el cordero pascual cuyo sacrificio sirve para limpiar los pecados de todo el mundo (1 Corintios 5, 7). Sin embargo, ¿tenía entre los judíos el cordero que se sacrifica y se come en la pascua (peshaj) algún significado expiatorio? Pues no, el cordero pascual sólo conmemora la huida de los hebreos de Egipto (Deuteronomio 16, 1 y ss), episodio mitológico de dudosa historicidad, pero cuyo recuerdo en la pascua no servía para limpiar ningún pecado. Así que por mucho que se coman los cristianos a Yeshu (figuradamente, claro) no van a obtener ningún "perdón" por sus "pecados".
Otra cosa curiosa: dice el evangelista Mateo que Yeshu vivía en Nazaret para que se cumpliera la profecía de que el mesías habría de ser nazareno (Mt 2, 23). Y bien, ¿dónde se encuentra tal profecía? Además, el evangelista se hace un lío y confunde (no sabemos si accidental o intencionadamente) el hecho de ser "nazareno", es decir, oriundo de la miserable aldea de Nazaret, con ser un "nazireo", miembro de una especie de congregación religiosa cuyos miembros hacían voto de no cortarse el cabello como signo de consagración a Yahvé, cual fue el caso del forzudo Sansón (Jueces 13, 5). Pero es que tampoco en ninguna profecía se dice que el mesías debería ser un nazireo melenudo.
Claro que Mateo no tiene pinta de ser ningún experto en el antiguo testamento, porque cuando habla de las 30 monedas de Judas, dice literalmente:
"Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor." (Mt 27, 9-10).
A Marcos tampoco se le pasa el hacer alguna trampilla, como decir que Juan el Bautista es el profeta Elías (que, según los judíos, tendría que regresar para anunciar la llegada del mesías), como se demuestra que le mataron e "hicieron con él todo lo que quisieron, como está escrito de él" (Mc 9, 13). ¿Dónde está escrita tal cosa? En ninguna parte; el profeta Elías, según la teología hebrea, no tendrá que ser decapitado por anunciar al mesías.
En fin, que el que se crea que Yeshu es el mesías anunciado por las profecías del antiguo testamento, o es un ignorante o está cegado por el fanatismo cristiano (que suele ser lo habitual).