06 febrero 2006

La familia de Yeshu ben Pantera HaNazarethi (tercera y última parte)

La última de las hipótesis acerca de la paternidad de Yeshu se fundamenta en el conjunto de dudas sobre la legitimidad de su concepción, que encontraron amplio eco en varias tradiciones decididamente hostiles al cristianismo. Hablo, claro está, del adulterio de Miriam y de la bastardía de Yeshu.

Recapitulemos la historia. Celso, un autor pagano del siglo II de la era actual, relató esta versión de los hechos:


"Comenzaste por fabricar una filiación fabulosa, pretendiendo que debías tu nacimiento a una virgen. En realidad, eres originario de un villorrio de Judea, hijo de una pobre campesina que vivía de su trabajo. Esta, culpada de adulterio con un soldado llamado Pantera, fue rechazada por su marido, carpintero de profesión. Expulsada así y errando de acá para allá ignominiosamente, te dio a luz en secreto. Más tarde, impelida por la miseria a emigrar, fue a Egipto, donde alquiló sus brazos por un salario; mientras tanto, tú aprendiste algunos de esos poderes mágicos de los que se ufanan los egipcios; volviste después a tu país, e, inflado por los efectos que sabías provocar, te proclamaste dios."
(Celso: Discurso verdadero contra los cristianos)


El relato de Celso no surge de la nada, sino que tiene su raíz en la tradición rabínica, puesta por escrito en el Talmud babilónico, unos tres siglos después de que Celso hiciera su acusación. Es interesante deternerse un momento a comentar esta cuestión.

En el Talmud hebreo hay dos personajes que pueden ser identificados con Yeshu. El primero es un tal Yeshu ben Pantera, es decir, "Jesús hijo de Pantera"; el segundo, un misterioso hereje y alborotador, igualmente bastardo, llamado crípticamente "Balaam".

Del primero hay varias coincidencias con el Jesús de los cristianos: su madre se llamaba Miriam, casada con un tal Stada, pero amante de Pantera, de quien fue concebido (Sanedrín 67a); Yeshu ben Pantera estuvo perseguido y huyó a Egipto (Sanedrín 107b); se relacionó con gobernantes y funcionarios, y fue ejecutado un día antes de la Pascua (Sanedrín 43a); y tuvo varios discípulos, algunos de los cuales fueron a su vez ejecutados (Sanedrín 43a).

Interesantes son también las referencias talmúdicas a Balaam: murió ejecutado a los 33 ó 34 años (Sanedrín 106b); corrompió a muchos judíos con sus doctrinas heréticas (Avot Rabí Natam 2, 5) por lo que terminó pudriéndose en el infierno (Talmud Gittin 56b-57a); sus discípulos, a diferencia de los hijos de Abraham, no heredarán ninguna de las promesas que el dios Yahvé les hizo, sino sólo el infierno, como su maestro (Mishná Avot 5, 19).

Por parte cristiana se suele argumentar que Balaam no es un personaje concreto y real, sino el arquetipo del mal maestro que con sus desviaciones doctrinales aleja a los judíos de la ortodoxia rabínica. El hecho de que Balaam aparezca en el Talmud Gittin junto a Yeshu en el infierno, uno cociéndose en semen y el otro en excrementos, parece confirmar que podrían ser personas distintas. Ahora bien, ¿qué falsos maestros son los que han alejado a sus discípulos de la tradición hebraica hasta el siglo II (en que Celso habla) o V (cuando se puso el Talmud por escrito)? Vienen a la cabeza dos nombres: Jesús de Nazaret (Yeshu ben Pantera) y Saulo (Shaúl) de Tarso. El primero quebrantó repetidas veces la ley judaica; el segundo se apartó casi totalmente de ella, rechazando incluso el precepto de la circuncisión. Desde luego que no serían los únicos herejes que tuviera que soportar el judaísmo en aquella época, pero sí los que más grave daño han hecho a la religión de Moisés y cuyos efectos están siendo más duraderos.

Hay que recordar, además, que el cristianismo fue desde sus orígenes muy hostil hacia el judaísmo, que el propio Talmud era un libro aborrecido por los cristianos (muchas veces quemado en público para escarnecerlo), que legalmente se trató de impedir su enseñanza o que hasta fue incluido en el Index de los libros prohibidos por la secta católica. ¿Qué otra alternativa quedaba al rabinato sino ocultar bajo un nombre falso al personaje de Yeshu?

Hay algunos otros indicios que nos sugieren la ilegitimidad de Yeshu. En Marcos 6, 3, se pregunta: "¿No es este el carpintero, el hijo de María?" Es algo totalmente insólito en la cultura patriarcal judía el identificar a una persona por su madre y no por su padre. Sobre este versículo del evangelio de Marcos, el más antiguo de los sinópticos, Mateo y Lucas hicieron sus apaños al introducir el nombre de Yosef para despejar sospechas. Pero en este punto hay que añadir todas las evidencias que en el artículo anterior veíamos para no atribuirle la paternidad a Yosef.

Para terminar, ¿por qué Yeshu no se casó? El Talmud menciona repetidamente la obligación que todo varón judío tiene de casarse y dejar descendencia. En una época, además, en que la esperanza de vida apenas superaba los 35 años, ¿cómo es que Yeshu, a la edad de su muerte (33-35 años) no había aún tomado esposa? ¿No quiso o no pudo casarse? Creo más bien que no pudo, pues las normas talmúdicas del Ketuboth excluyen del matrimonio legal a las prostitutas y a los bastardos. A éstos sólo les quedaba la posibilidad del "arrejuntamiento". ¿No es sugerente que en el círculo íntimo de Yeshu haya una Miriam Magdalith (María Magdalena) cuyo papel exacto en esta historia no está bien definido? Sin embargo, los evangelistas no tienen reparos en hablar de la suegra de Shimón (Pedro), dando a entender que el primero de sus discípulos sí estaba casado. Todo muy curioso.

Espero haber puesto algo de luz en lo referente a los orígenes de Yeshu ben Pantera HaNazarethi, a quien los cristianos llaman Jesucristo. En el próximo artículo trataré muy brevemente sobre si este individuo puede ser o no considerado el mesías que esperaban los hebreos, antes de entrar más de lleno en sus "valiosas" enseñanzas.

4 comentarios:

Ñbrevu dijo...

Magnífica conclusión, igual que magnífico era el resto de artículos. Espero con ganas lo próximo :).

Anónimo dijo...

Hola Cavernarius.
Leo tu blog, que conste.
Josep se ha ido del blog de ON pero ya está escribiendo allí (digamos que le han salido "sustitutos"...jejejeje).
Voy a sacar a este tío de la cueva como sea: es ya una cuestión personal.
Y me divierte tanto...
Un abrazo, majo, aunque pensemos de forma distinta (o precisamente por eso). Josep

Anónimo dijo...

Soy agnóstica, tirando a atea, contra mi sentimiento más profundo..., no intento engañarme a mi misma, o mentir, creo en parte en el método científico, la racionalidad y la objetividad., pero no me gusta la manipulación científica y su utilización (en el desarrollo armamentístico, por ejemplo), así como odio a los vivisectores y a las multinacionales que los justifican, o a los ignorantes que dicen que los ignorantes son los demás. Me cae bien Cristo, como me cae bien Juan Matus, el chamán a quien nadie conoció, o Patanjali, inspirador del yoga, que nunca se citó así mismo (no tenía tu ego, ni el mío). Nadie tiene la verdad, tu tampoco, ni siquiera Bunge. Un saludo

Anónimo dijo...

magnifico... yo soy cristiano esextico a las cosas que dice la iglesia y las de la biblia...
espero el otro articulo

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